Salida
con los del ADES a la Lamiñas:
Gotzon,
Santi, Tuflo Dublang, y cinco chavales: Olatz, Kattalin, Antón, Telmo y Manda.
Y yo Paneiham.
La
idea era enseñar a los chavales la super-aventura que es la espeleo. Y a Tuflo,
que es espogggtman, y a la vejez quiere recuperar el tiempo golfeado.
Repaso
de la ropa que llevan: A Olatzito le toca el buzo de espeleo.
-
Aaaaggggg! ¡Yo eso no me pongo! ¡A mí no me
saques fotos con esta pinta!...
Primer
descubrimiento: no hay una ropa que siente bien. La espeleo no tiene glamour.
Entramos
por el río, y ya empezaron a flipar. La oscuridad, los cascos, un río
subterráneo, las primeras formaciones…. Y ¡hay vida! ¡No son culebras! ¡Son
anguilas!
Gritos,
carreras, mira esto, mira aquello, los machitos demostrando habilidades….
Juventud divino tesoro.
Algunas
paradas con la excusa de que les enseñamos algo, que si las galerías activas
llevan agua, que si las fósiles son antiguos cauces… en realidad son paradas
para que los viejos cojamos aire: la idea es que ellos lleguen muertos y
nosotros todavía podamos disimular.
Por
el río se van mojando sin cautela. ¡Cuidaaaado, que eso pasa factuuuuura!
Llegamos
a la catarata. Escalada emocionante. Vamos haciendo una cadena de ascensión:
los primeros ayudan a los siguientes, se impulsan, su calan unos a otros… Muy
divertido.
Gotzon
y Santi nos dejan adelantarnos. Nos cuidan desde lejos.
Desde
la cascada, yo ya no conozco el camino, y vamos improvisando. Cogemos la galería de la derecha, esa no es,
la de la izquierda, esa tampoco parece, por arriba, por abajo,… Más o menos
esto es el final.
Empezamos
a volver y llega Gotzon: los deberes mal hechos. Hay que volver y seguir por la
galería correcta: otra vez para arriba.
Los
chavales se empiezan a emocionar con las grandes formaciones. Incluso cargan
con un trozo de estalactita de cinco kilos, con la pretensión de llevársela a
casa. A la vuelta ya se han dado cuenta de lo que cuesta llevarla, y la acaban
dejando en su sitio.
Esta
vez ya hemos llegado hasta el final (más o menos, tampoco hay que ser
fundamentalistas).
Y
volvemos con la idea de subir a las galerías fósiles. Bajamos la cascada con
mogollón de cuidado, pero la calada es de impresión. ¡Cuidaaaado, que eso pasa
factuuuuura!
Llegamos
al punto de conexión con las galerías superiores. Escalada con un poco de
patio, las cuerdas para subir, salta aquí,… Ya se empieza a sentir el
cansancio. El agua te ha comido el aguante. Te está pasando factuuuuura.
Llegamos
a la galería superior, y vemos las primeras formaciones guapas. El paisaje
cambia por completo. Ahora hay barro seco, y montones de estalactitas pequeñas,
grandes, finas, gordas, juntas, en línea, blancas, ¡excéntricas!
Sesión
de fotos delante del Belén. Gotzon les da una clase magistral sobre la
formación de las estalactitas…
Y
ahora viene el laminador. ¿Por dónde? ¿A rastras? Al acojono se une el
cansancio. Codos y rodillas marcados. Unos van haciendo el rodillo con lo que,
además de codos y rodillas, les dolerá también el resto del cuerpo…. Superado.
Las
galerías cada vez más pequeñas. Escaladas, estrecheces, y la galería cada vez
más pequeña. Otra escalada, y la galería cada vez más pequeña…
Y
llegamos al paso de conexión con la salida. Hay que entrar por el agujero
inmundo, te metes en la gatera, te agarras a las cuerdas, te vas hacia la
derecha lo más que puedas, y te dejas caer (¿a ciegas?) Sí, te dejas caer sin
ver dónde: un acto de fe.
Los chavales
empiezan a flipar. A uno se le atasca el casco, el otro no se ha ido hacia la
derecha y no cabe…. Ojos como platos, respiración acelerada…. ¿Y la salida?
Esperad
que falta Tuflo, y no cabe por la gatera…Empuja, sube, baja, buf, no quepo, te
ayudo, a la derecha….pof. La bola entró!
Última
galería. Últimas perdidas… y escala final.
-
Escuchad: hay que subir tranquilos, haciendo
fuerza con los…. ¡esperad chavales! ¡que los pies…! Nada, nada, que sois
jóvenes y no pesáis. Vosotros podéis subir con la fuerza de los brazos. Pero a
ver cómo llegáis.
Las
chicas más comedidas:
-¡Yo eso no
puedo subir!!!
-Tranquilas.
Te apoyas aquí, haces la fuerza con los pies, y ¡hop!
Subieron
estupendamente. Mucho mejor que los chavales.
A
la calle. Pasada de aventura. Barro hasta las cejas.
Y Gotzon avisa
a la chavalería:
-
No os doy las fotos si no hacéis la crónica de
la experiencia.
Hasta hoy.
Estos no nos pagan la jubilación ni a tiros.
1 comentario:
Gotzon, un sistema cojonudo para que no escribamos siempre los mismos.
Pana, no llores tanto, que te ha salido una crónica de bandera. A ver si te prodigas.
Y los chavales, pues bienvenidos sean a este mundo subterráneo.
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