2018/10/28

Urriko Azken Galeria: Exploración en Eurtenerrota


Antua, Gotzon, Ibon, Josu, Joxe, Martín

 
Urriko Azken Galeria
La primera vez que estuve en Eurtenerrota era un niño. Entramos unos cuantos amigos con ganas de aventura. Llevábamos trajes de baño y las linternas de mi amama, esas de petaca y pila gorda. Gorka y yo fuimos los únicos que pasamos la tercera estrechez de la gatera, así la llamábamos, la gatera. Reptamos unos cuantos metros y nos quedamos al borde del río. El rugido del agua nos aterraba y, pensando que allí abajo nos esperaba una muerte segura, nos dimos la vuelta. En el ADES, los primeros exploradores de Eurtenerrota fueron Gotzon y Pepe. Ellos sí bajaron al río, que en ese tramo apenas es un riachuelillo, pero concluyeron que la cueva se volvía impenetrable poco después. Hace ya cuatro años descubrimos que la cueva todavía guardaba secretos y doblamos el metraje conocido por el grupo. Unas pintadas (GEV, GUM y un misterioro F.R.) indicaban que no habíamos sido los primeros.

Y este sábado, por fin, ¡exploramos galerías vírgenes en Eurtenerrota! Llevábamos cinco salidas tratando de ensanchar una estrechez sin aire y muy mal aspecto en una galería fósil. Al fondo, sin embargo, se escuchaba un rumor, ¿aire?, ¿agua? Estaremos siempre agradecidos a los amigos que ayudaron, como nuestro compañero Joxe (que ayer trabajó muy duro y no se quejó ni una sola vez) y a los aventureros Ana, David, Javi y Leire (que entraron feliz y enérgicamente para cavar y apartar las rocas que obstaculizaban el paso… ¡qué moral!). Al final, con esa cabezonería propia de los espeleólogos, superamos la estrechez tras cinco metros y unos cuantos rasguños. Bautizamos esta gatera como el “paso del aire líquido”. Al otro lado, el río, pero un río de verdad, de los de marmitas y galerías freáticas, negruzcas, no muy grandes y con aspecto joven: Urriko Azken Galeria.
Tan poca esperanza teníamos en avanzar que ni siquiera llevamos material de topografía. A falta de disto, caminamos unos 150 metros y dejamos la exploración en un tramo de río ancho, casi embalsado, que se perdía entre meandros nada estrechos. Desconocemos todavía si estas aguas son las mismas que se filtran desde el sumidero de Boluna, separado por una diferencia de altitud de más de 250 metros. Cuando volvamos y hagamos la topografía podremos decir algo más de ese vacío que había entre Zazpilezeta y Eurtenerrota.

Último tramo del paso del aire líquido


Volviendo, un tanto doloridos por las extrañas posturas a las que nos habituamos en el ADES, había una atmósfera de felicidad, casi de euforia. De vez en cuando, compañeros acostumbrados a explorar grandes vacíos y simas vertiginosas nos preguntan por qué nos gusta tanto nuestra zona, si apenas alberga cavidades de envergadura y la mayoría son poco más que unos agujeros de huerta. Lo cierto es que estas gateras, estas cuevas de barro y miseria, componen el patrimonio subterráneo de Urdaibai y Lea-Artibai. Y cada nuevo centímetro descubierto nos ayuda a conocer algo más del entorno que nos rodea. Al final esa es la motivación del espeleólogo, saber que hay detrás de esa última curva, saber de dónde viene es ruido de agua, saber cómo son cada uno de los agujeros de nuestras huertas.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un placer. Muchas gracias por este regalo de lectura. Deseando de más y de saber qué hay más allá. Impresiona saber que 150 metros de camino puede hacer tan felices (muy, muy felices) a un puñado de personas. Seguir así, por favor.

Unknown dijo...

Ainbeste poesia artikulu txiki batetan...primeran ibarrola! Si no hay se hace...