2016/10/14

Arte rupestre de Armintxe (Lekeitio). Crónica del descubrimiento.

Resumen: el 1 de mayo de 2016, ADES Espeleologia Elkartea descubrió un importante conjunto de arte rupestre en la cueva de Armintxe (Lekeitio). Este feliz hallazgo ha sido el resultado final del trabajo previo de muchas personas, tal como podréis comprobar en las siguientes líneas. Una vez más, se comprueba la exactitud de las palabras del espeleólogo tolosano Félix Ruiz de Arkaute: “el eslabón no es nada; lo que cuenta es la cadena”.

 
Armintxe, Arbintze, Arbeatx, Arbiatx... son diferentes formas de un mismo topónimo, que designa una pequeña colina de piedra caliza al oeste del casco urbano de Lekeitio. Si bien históricamente ha sido un lugar de encinares y pequeñas huertas, el desarrollo urbanístico de 200 años a esta parte le ha afectado de forma considerable, especialmente durante los últimos 50 años. Aun así, la mayoría de los lekeitiarras ha conocido en su juventud amplias zonas boscosas cubriendo la zona, incluidas varias cuevas albergadas en la espesura.

La comarca de Lea-Artibai conforma una de las principales zonas de trabajo de ADES Espeleologia Elkartea. Desde hace unos años ya, nos hallamos preparando un catálogo de cavidades de la comarca. Dentro de este trabajo se encuentra lógicamente la localización de nuevas cuevas, pero también la revisión de muchas otras que conocíamos con anterioridad. Esto viene derivado de la línea de trabajo conjunta que desde hace unos años hemos comenzado con los arqueólogos, mediante la cual los espeleólogos vascos estamos aprendiendo a identificar las manifestaciones de arte parietal. Esto está trayendo el descubrimiento de muchos conjuntos de arte rupestre en cuevas ya conocidas, donde hasta la fecha habían pasado desapercibidos.

En este sentido, las historias que varios lugareños nos contaron sobre la colina de Armintxe despertaron nuestro interés. Concretamente, nuestros informantes nos hablaban de que en el lugar donde hoy en día se extiende el camino peatonal que une los barrios Larrotegi y Letraukua, existia una gran cavidad bien conocida por todos los niños del pueblo, que contaba con una sima en su interior que los más aventurados descendían con una cuerda. Esta información coincidía con una referencia que nuestros antecesores del Grupo Espeleológico Vizcaíno publicaron en su catálogo de cavidades de 1968.

A esto debemos añadir que, entre nuestras pesquisas rutinarias, llevamos tiempo recopilando información sobre la red de aguas de Lekeitio. Entre legajos antiguos, habíamos localizado un informe pericial de 1796 hablando de varias cuevas de la localidad, con vistas a aprovechar su agua para abastecimiento. En este manuscrito leíamos lo siguiente:


 
 “He estado en la cueba o gruta de Arbiach, por la que al parecer corre bastante cantidad de agua, pero a una profundidad tan grande, como que desde el parage donde corre la agua, asta la entrada de la gruta, ai sobre ochenta pies de altura: ai tambien recelos de que en tiempo de grandes maretas llegan estas al mismo parage; pero aunque no lo hubiere, y aunque la agua no estubiere a una profundidad tan grande, seria preciso para sacarla della, al punto desde el qual se pudiese conducir a la Villa, hazer una Galeria, como las que se acostumbran en la Minas asta encontrar con la agua: obra a mi ber de inmenso coste, por ser aquel parage todo peñascoso, o por mejor decir una piedra caliza. Parece segun se me ha informado, que alguno dice que por doscientos Ducados se puede sacar la agua de la Gruta. Felices Vms. si esto se berificase; y lo serian tambien, si hubiese quien quisiere sacarla asta el parage y con las condiciones que señalase la Villa bien enterada a lo que iba a hazer, en tal caso, no solo podian pagar Vms. el coste de la obra a tasacion de Peritos, sino al ejecutar de ella, darle un 6 u ocho por ciento de el coste total, previa de recompensa al riesgo; pero bastara para sacar a la agua de donde se alla.”

Eran demasiadas pistas apuntando en una sola dirección. Un buen día, uno de nuestros informantes (Santi Bideganeta) nos proporcionó datos muy precisos sobre la localización de dicha cavidad, indicando que se encontraba exactamente bajo la calzada del camino peatonal, y que probablemente sus primeros metros habían sido completamente demolidos. Con esos datos, fue suficiente recorrer el frente de corte del desmonte para localizar una masa caliza; y apartando la hierba y la maleza, descubrimos los vestigios de una galería rellena de tierra y escombro. La marcamos como “XX”, código que solemos aplicar a los “puntos interesantes” que merece la pena mirar mejor.

Hay que tener en cuenta que la cueva está al lado de la escuela, al borde de un camino que cientos de niños recorren a diario. Esto complicaba la exploración, dado que como las labores de desobstrucción dejarían a la vista un orificio peligroso, todos los trabajos de exploración, topografía, fotografía y muestreos debían realizarse en un sólo día, y al finalizar el mismo volver a cerrar y disimular la cueva. Una operación complicada.

Es así que Armintxe pasó a dormir el sueño de los justos, arrumbada junto con unas cuantas docenas de puntos “XX”... hasta el presente año.

Viendo los resultados que la revisión parietal sistemática de cuevas estaba dando alrededor de Lekeitio (acabábamos de descubrir el conjunto de Atxurra), el sector de Armintxe cobró un nuevo interés y planeamos al fin una incursión. Como sospechábamos que podíamos encontrar algo de interés, ese día invitamos expresamente a nuestros amigos arqueólogos de AGIRI.

Como indicamos más arriba, era demasiado trabajo para hacer en poco tiempo: por eso, para repartir tareas, nos reunimos mucha gente delante de la cueva. El primer paso fue trabajo de obra: sacar escombros, mover tierra, retirar bloques de hormigón... Poco a poco, sobre el montón de vertidos que obstruía el conducto fue abriéndose una estrecha rendija. Tras colarnos por ella, aparecimos en la parte superior de una galería. En seguida nos dimos cuenta de que nos hallábamos en una nueva entrada, abierta involuntariamente por las excavadoras, y que seguidamente habían intentado bloquear con toneladas y toneladas de piedra. En efecto, nos encontrábamos en el vértice de una gigantesca pirámide de escombros. Marchando hacia la derecha de la galería, llegamos hasta la parte interior de la entrada que nuestros informadores nos habían descrito tantas veces, cegada con bloques de piedra y con abundantes graffitis. Al lado se encontraba también la “pavorosa sima”, con la cuerda que los adolescentes usaban para bajar todavía puesta. Marchando después hacia el lado izquierdo, descendimos por la pirámide de escombros hasta llegar a la galería principal; comprobamos entonces que, cuando consiguieron cegar la entrada, las excavadoras habían dejado de verter piedra y hormigón; por ello, a partir de ahí encontramos la galería expedita y manteniendo su belleza original.

La exploración se desarrolló siguiendo el procedimiento habitual: delante, el grupo de punta, examinando las posibles vías de avance y marcando el camino a los demás; después, el equipo topográfico; los fotógrafos; los recolectores de muestras; los exploradores de precisión... Como los espeleólogos tenemos la costumbre de recoger las actividades del día en una crónica personal, transcribiremos a continuación las notas tomadas ese día por uno de nosotros:

“160501: Armintxe (Lekeitio). La primera intención era abrir la cueva, catalogarla y cerrarla de nuevo, pero ha habido un imprevisto. Hemos abierto sin dificultad el tapón de derrubios artificiales, penetrando seguidamente. Tras movernos a izquierda y derecha, rápidamente hemos reparado en que la entrada histórica se encuentra a unos 20 m siguiendo la galería de la derecha; el orificio por el que hemos entrado hoy es nuevo, probablemente abierto en las obras de construcción del camino, y vuelto a bloquear por los obreros (sin dar parte; es esto delito?). Cuando XXX ha entrado, nos ha confirmado que se trata de la cueva que él conoció de niño, con la sima que desciende, etc (las cuerdas están todavía allá). Hemos proseguido hacia dentro, comenzando la topografía mientras el grupo de punta se adelantaba. La cueva tiene 3 niveles, y desde el nivel inferior han llegado a un sifón. Cuando han entrado en el nivel superior, han accedido a una sala virgen, y en las paredes-techos han encontrado un gran panel lleno de grabados. A simple vista hemos identificado sólo cuatro figuras (caballo, cabra, un par de félidos, trazos meandriformes y claviformes) pero la pared está repleta de trazos. Hemos proseguido la topografía hasta éste punto, y tras hacer un croquis rápido (ya que habrá que repetir toda la topo), nos hemos dirigido hacia afuera. Hemos bloqueado de nuevo la entrada con unos 200 kg de piedra, y hemos dado parte a la Diputación para poner en marcha el cierre urgente de la cueva. Muestras bio: Quaestus y unos pequeños gusanos.”

 
A partir de ahí, la exploración (que aún está inacabada), ha estado condicionada por estos hallazgos. Se han restringido las visitas (tanto es así, que varios miembros del propio ADES se han quedado sin poder entrar); cada trabajo dentro de la cueva se ha controlado al minuto, evitando penetrar en las zonas con arte rupestre; algunos sectores han quedado pendientes de exploración, porque tenemos que buscar alguna forma de penetrar en ellos sin tocar las paredes...

Hay que decir que fuera del panel que ha aparecido en los medios de comunicación hemos encontrado más figuras, sobre todo equinas, en diversos puntos de la galería principal. Así ha quedado en evidencia una inquietante realidad: las agresiones urbanísticas que ha sufrido esta cueva han obstruido el paso del río que circula por ella, de forma que, en épocas de lluvia, el nivel del agua sube hasta el punto de inundar un gran número de grabados. Ésto produce su deterioro, evidentemente (muchos de ellos ya se encuentran cubiertos de una película de barro). Así, es absolutamente necesario comprender el comportamiento hidrológico de la cavidad (mejor dicho, de toda la colina de Armintxe), para poder abrir un aliviadero que permita la salida de estas aguas y la protección de este conjunto de arte rupestre. Para ello, durante los próximos meses, los trabajos espeleológicos cobrarán gran importancia, sobre todo coordinando los campos de la exploración, hidrología, geología y, por supuesto, arqueología. Será complicado coordinar tanta gente... ¡pero sin duda merecerá la pena!

ADES Espeleologia Elkartea


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