Son mas de una docena las salidas que se llevan
realizando al sumidero de Aginaga, desde que a principios de años, tras
escavar ligeramente bajo su grieta principal, se notara una ligera corriente de
aire. Este fue el pistoletazo de salida de una intensa labor de desobstrucción,
concentrada principalmente en el mes de Agosto, aprovechando el periodo
vacacional y la presencia del incansable Bruce.
Tras numerosas entradas, en las que se ha ido avanzando poco
a poco, llegamos a la base del estrecho de las Termopilas. Un paso estrecho nos
lleva a un amplio pozo de 25 m, seguido de una rampa y otro pozo de 20m.
Los ánimos están calientes y el material es escaso. Antua va
equipando de primero. Instala el pozo de 25m, la rampa de 15 m y el ultimo pozo
de 20 m, para el cual no hay cuerda. Recuperamos unos metros de Termopilas, que
son suficientes para que Antua rapele parte del pozo y vea la base de lo que
puede ser una galería. En ese momento, embriagado por la exploración, decide
destrepar los 8 m que queda de pozo, dejándose deslizar por una embarrada y
descompuesta grieta que le lleva a la base. Los demás le seguimos.
Llegamos a la base de tan soberbios pozos. Es una zona
activa, con intenso goteo a pesar de ser verano. El agua que se acumula en la
base, circula hacia una grieta por donde se cuela acompañada de una fuerte
corriente de aire. El aire y la dirección del agua nos indican cual es el
camino a seguir, pero como ya estamos acostumbrados, no será tarea fácil.
Estamos a – 142 m.
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