2015/08/02

Leizebe

Santi, Oskar, Martin


Este sábado pasamos cerca del árbol de Galarregi: el aliento rencoroso de la cueva lo retuerce más y más cada día. La sima de Leizebe se encontraba un poco más abajo en la ladera. No tardamos en descubrir que se trataba de una grieta vertical fraccionada por estrecheces. Nada más superar las primeras dificultades, la cueva se alargó hacia el abismo, un pequeño pozo que acababa en una ventana sin cortinas y con vistas al intestino del monte. El siguiente era un pozazo, algo feo, pero pozazo. El problema, com siempre, es que Galarregi pervierte hasta la fisura más esperanzadora. La sima acaba en un tobogán en caída libre de 40x40 (¿), y ya sabemos que bajar, todo baja, pero subir…

El miércoles, un escuadrón suicida (Javi, Gotzon, Mariano, Martín) decidió a las 4 de la tarde encontrar y topografíar en 3D la cueva de Atxurkulu. Después de dos horas de zarzas y pintura rosa, dimos con ella. La exploración fue dudosa y los puntos de topo primerizos, pero, al menos, quedó claro que nuestra patología espeleológica ha ido empeorando con el tiempo. El sábado vivimos esa misma falta de cordura. “¿Por qué nos mandan a desequipar si esto no acaba?”. Estaba clarísimo. La cueva solamente “necesitaba” un retoque de cirugía de choque y un toque de magia. Ah, los exploradores más activos habían tirado la toalla, pero los “amigos” de la espeleología juramos –en la base del pozo– volver allí y perseguir el viento de punta. A la vuelta, yumareados los pozos, pasadas las últimas estrecheces, no sonábamos tan firmes y seguros. Santi sólo se reía. ¡Oskar y yo teníamos medio claro que queríamos volver!

A menudo, nuestra condición patológica/espeleológica nos impide recordar los traumas subterráneos y apenas necesitamos un par de días para volver a las mismas cavidades que tanto nos han hecho sufrir. Aquí sentado recuerdo la brisilla del fondo de Leizebe. El aliento era fétido, sí, pero bien ventilado... bueno, no era tan fétido, uno podía acostumbrarse... qué digo, ¡ese aliento olía a rosas!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aupa Martín. Además de que me encanta leer tus crónicas, todavía me estoy riendo. Resulta que por el "tobogán" de 40X40 cm. que desciende en caída libre, los exploradores se dejaron caer y alcanzaron a ver -unos metros más abajo- un "embudo" que ya me gustaría lo hubieras visto para saber si seguirías pensando lo mismo sobre la posibilidad de seguir descendiendo en el abismo de Leizebe. Te aseguro que el pozo, bajar, sigue bajando. Claro que hace falta tener ... y mucha insensatez para hacerlo

ADES dijo...

Martin, los dos salimos con la sensacion de que continuaba tal y como describes. Pero luego quede con la seccion "inconbustible" del ADES. Resulta que la grita que vimos y que pensábamos era interesante desostruir ya la habian superado, el meollo real esta debajo de eso y no tengo duda que de lo que vieron justifica el que la desequiparamos. Lo que queda claro es que el "Gran Houdini" tiene unas capacidades que no dejan de sorprendernos...

Martin dijo...

De verdad, estáis fatal...